18.8.08

¡Hagan sitio, hagan sitio!, de Harry Harrison, publicado por Editorial Acervo. (Luego editado en la colección de ciencia ficción de la editorial Orbis).

Casi todo el mundo que tenga más de 15 años recuerda esa famosa película llamada Soylent Green, o como acá en México se tituló: Cuando el destino nos alcance, con el antes por todas deseado Charlton Heston; pues esta es la novela que dio origen a esa película. Aunque le final es totalmente distinto, aún me parece que la novela es muchas veces mejor que su versión cinematográfica.


La situación de desesperanza en el libro es mayor y la angustia afixiante de las multitudes se siente en la propia carne al leer. No hay una historia de amor que todo lo salve y tampoco hay una esperanza en el futuro, con un Nueva York atestado de gente, el año nuevo entra rebosante de hordas de aburridas, inútiles y y hambrientas masas de carne humana.


Excelente para estos días en que hay que pensar en lo aberrante de un mundo con tanta gente sobre él.

8.8.08

Una mañana para recordar

Cuando piensas que o tu percepción se ha vuelto muy refinada o tienes una paranoia que genera alucinaciones, es el momento en el que hay que hacer una entrada nueva; y aunque sé que este blog está en una clara rescisión intelectual, me escudaré en lo que hace poco dijo un amigo: "aún en franca decadencia, tu blog sigue teniendo estilito"; de cualquier forma, más bajo dudo que caiga, así que ya no hay nada que perder.

Decía lo de la paranoia porque según mis especulaciones, ayer estuvieron a punto de robar mi trabajo, específicamente asaltar. Aunque Palestina se burle de mí y diga que no es más que mi psicosis, yo estoy seguro que frustré, yo solo, sólo con mi avezada actitud, dicho robo.
El sujeto se fue (prácticamente se esfumó), llegaron los señores autoridad, di un nombre falso y se levantó el reporte, bueno, levantaron el reporte (¡¡además me hicieron firmar un formato en blanco!!). Luego, como nunca tengo angustias que aquejen mi existir, y tampoco me altero con facilidad, ni me tapo la cara con las manos para que desaparezcan los temblores, estuve que no podía ni conmigo el resto de la mañana (porque el conato de asalto fue en la mañana) y comí para calmarme (ya sé que hago mal, pero mis medias y mi dildo estaban en casa), hasta que llegó mi hora de salida y corrí despavorido de este imán para La ratesa.

Después, en el frontón, porque necesitaba golpear algo para extirpar la frustración de mi ser, estuve jugando solo hasta que llegó el emo, no el emito, el emo, lo reté y lo hice pedazos... jugamos singles y sin mucho alarde ni agresión ¡le gané dos partidos! (para quien sea algo lerdo, el emo es un asiduo asistente de la cancha.), luego arribaron perico, un desconocido (muy malo, por cierto) y el hermanito del desconocido, así que jugamos un par de dobles.
Palestina llegó para burlarse de mi desgracia, terminé el set, fuimos a mi casa y como era de esperarse, me bebí un par de cervezas; frías, complacientes, enervantes cervezas. Luego al Aloha y ahí siguió la fiesta.

Así que ayer bebí para olvidar... bebí para olvidar que bebía.
¿Quién recuerda eso?

Antes que lo olvide

Cuando llegué al Aloha, apenás me vio Bital y JuanT, la luz se fue durante 10 minutos y decían que era mi mala suerte. Luego JuanT me dijo, con voz de Tulio Triviño: "Tengo miedo, tengo miedo, me da mucho miedo" y después "ahí está el de la gorra de los NY Yankies".

El asunto es que le llamé a Juant para que viniera cuando el sujeto sospechoso andaba rondando (sujeto que tenía una gorra de los NY Yankies), entonces se enteró de todo y él también, como Palestina y Mar (que se enteraron, igual) se burlaba de mi desgracia, para ellos, inventada.

PS: ¡Wall E es el hit!