A pesar de todo

Hace un rato comenzó a gestarse en mí lo que supongo es una terrible infección en alguna parte de mi hermoso ser. Pensaba que era del estómago, pero parece que es la garganta aunque también me duelen los riñones y siento sensibles los genitales...

Es increible, lo sé, que a pesar de poseer este cuerpo que más parece el de un dios que de un humano (¡oh, Dios! soy un monumento) y teniendo una mente que puede controlar los movimientos intestinales, inducirme estados maniacos o catatónicos a placer y separarse de la materia para observar alétheia (¡oh, Musa!, me pienso a mí mismo y soy), sea presa de una vulgar, tórrida, ordinaria, humana y nada glamourosa (eso es lo peor) infección...

¡Tengo bacterias dentro de mí que comen, defecan y se reproducen sin parar!

Qué tristeza, yo estaba seguro que estas cosas sólo sucedían a los negros, los latinos y a los japos, pero me doy cuenta, con lágrimas en los ojos, que no.

No me lo explico, de verdad, por qué de pronto estaba bien y de pronto al borde del desmayo, además de este escalofrío, la fiebre, el cuerpo cortado y justo ahora ardor en la garganta.

Aún así me sobrepongo a los terribles dolores que aquejan mi existencia y escribo este post casi como un epitafio.


PS: ¿Esto será el inicio de la famosa guerra bacteriológica que pronosticaban los grinpiceros?