25.7.08

El dolor por La Caída

Un buen día, mientras meditaba al fragor de unas espumosas cervezas, el Hado me sugirió con su tenue murmullo que mi destino y mi deseo eran estar en el paraíso. Luego, por algún sortilegio del lenguaje, di cuenta que existe un un lugar, en el mapa del municipio de Armería, que está dentro del mapa del estado de Colima, que a su vez se encuentra en el mapa de México que est'a contenido en el mapa de América, circunscrita ésta en el mapa del mundo, llamado "Playa paraíso", pensé yo (quién sino yo podría hacer tal razonamiento), ingenuamente, que ese era el destino al cual mis pies deberían dirigirse.
Ya nos lo decía mi siempre fiel amigo de espaldas anchas: el nombre No es arquetipo de la cosa (en el segundo argumento, no en el primero… ¡puristas!).

Así, Playa Paraíso sólo tiene de paradisiaco eso: el nombre. Más que un jardín évico (dejémos de llamarle edénico, o ¿qué, sólo vivió ahí Adán?), es una nostalgia de la buenaventura. Un lugar desolado que da más la impresión de Babel en ruínas (no digo sodoma porque al menos habría sido divertido observar a los sodomitas) que otra cosa. Todo está lleno de arena, herrumbrado recubierto de sal y derruído.

Tan antimundo es, que la comida que normalmente se sirve fría, acá la sirven caliente (como el caso de los cocteles de camarón; no, no un caldo, un coctel).

[si quiere seguir leyendo esta fabulosa e inteligente crónica, envíe un giro postal con 50 dlls. Si le parece demasiado o no le interesa, espérela en un par de semanas de forma gratuita en este su blog decaído y en desgracia.]

3 comentarios:

Ana Jácome dijo...

ah, la de pensamientos que pueden cruzarnos al fragor de unas espumosas cervezas...me gusta como suena eso. Buenas líneas para abrir un post...un saludo

A dijo...

évico....me gusta, me gusta mucho.

Ya vuela la imaginacion hasta alla (dondequieraquesea).

Gracias

Besos desnudos
A.

Imagen y Ficción dijo...

A playa el paraíso solo puede vivirse estando ahí, volando la imaginación, no puede llegar hasta esos confines olvidados de dios o al menos del hombre.

Atte.
La compañera de viaje