27.9.08

Popurrí 3

Extraoficialmente mi lap está muerta. No sé si se quemó o si ese día que cayeron sobre ella litros de agua de lluvia y no me di cuenta hasta 24 hrs después (luego de hacerla de lado y ver como le escurría agua como trapo exprimido) en realidad tuvo una consecuencia nefasta. Estoy esperando que Juan Bonilla me preste su lap, que es igual pero está descompuesta de la motherboard, para saber si con otra pila y otro cargador funciona... veré qué pasa.
--------------------------------------------------------------------
Como sí funcionó mi lap con la pila y el cargador de Juan Bonilla, he regresado a escribir un poco para este abandonado,decaído, cabizbajo y olvidado blog.
--------------------------------------------------------------------
Vine a D.F. (porque esto lo escribo en D.F.) desde el viernes en la mañana. Tenía muchos expedientes que checar en el Centro de Investigación Documental de la Cineteca, muchos documentos que fotocopiar y mucho qué leer para la exposición de Economía y comunicación. Al final la expo estuvo muy buena, y como siempre dijera Palestina: "a falta de sustancia, detalles"; así que di una serie de detalles innecesarios pero interesantes y un par de reflexiones a cerca del capitalismo como enfermedad, porque todo lo demás ya lo habían dicho los otros integrantes del equipo. A decir verdad, odio trabajar en conjunto, ¿para qué necesito más gente si sólo hacen bulto y solo me siento mejor y me entiendo perfactamente?
---------------------------------------------------------
De ahora en adelante mi escritura será un rizoma.
---------------------------------------------------------
El viernes caminé sobre Miguel Ángel de Quevedo. Tuve mucha curisosidad al ver tanta gente sobre la calle. -Hubo un choque-, pensé y seguí mi camino.
Crucé la calle y asombrado vi unas piernas, enfundadas en medias blancas y zapatos de piso; falda larga oscura y sueter azul: era una monja.
Era una monja muerta. Atropellada por un microbús, tirada, muerta... con otras religiosas al rededor consternadas y muchísima gente observando la sangre derramada, los sesos vertidos. No quise, no pude ver su rostro; nunca he visto el rostro de alguien muerto. Nunca. Y ese día no sería el primero. La experiencia de la muerte me atravesó, me deshacía por dentro, con la monja muerta yo morí ese día, y su muerte me trajo de vuelta al mundo y mi consciencia por la muerte dio a luz una consciencia por la vida. Sólo a través del otro puedo morir y volver.

4 comentarios:

Imagen y Ficción dijo...

alguien, alguna vez me dijo que la muerte sirve para eso, para que tomemos consciencia de nuestra vida y de que en un momento podemos desaparecer materialmente... así nomás, por eso es que escribo acá, porque es grato hacerlo... y no sé que me vaya a pasar después de que muera,a sí que me la paso lindo por ahora.

Larisa Escobedo dijo...

me gustan tus rizomas... pero estuve buscando tu nombre y no lo halle... como te llamas? nos conocemos?

Anónimo dijo...

Te ubico de nombre, pero nada más. Debe ser por la fama.
Y mi nombre no está porque "hablo con la boca llena salpicando a los presentes, y pa´acabar tengo un ojo bien podrido
y me faltan siete dientes", así que prefiero el anonimato.

Larisa Escobedo dijo...

eres ROCKDRIGOOOO???