8.12.10

¿Entrada sobre pedido?

Que escribiera sobre las relaciones a distancia, dijeron.

"no tengo idea de qué diría", respondí.

Y es que hay algo cierto, puedo hablar/inventar/mentir sobre muchas cosas, pero de las relaciones a distancia nada, ni un ápice (¿para los anacrónicos?), ni un pelo (para los amantes de gatos), ni un grano de mostaza (para los religiosos). Así que pensé, porque preguntaron: "¿entonces sólo escribes de lo que vives?", a lo que respondí sin chistar: "sí. Así que eso devino en un estruendoso pensamiento: "¿Será que todo lo que se escribe, sea cual sea la manifestación, parte de la experiencia sensible/mental/interior/metafísica/de vida?"

Mi respuesta es que sí. Y que uno escribe, hágalo bien, hágalo mal, desde sí mismo. Cosa nada nueva, claro está, pero que me hace pensar si uno en verdad "inventa" diálogos, personajes, situaciones, formas, o es que sólo las traduce de alguna especie de experiencia; en palabras burdas, si al escribir no se es un simple embudo de vivencias; así tal cual, un lugar por donde pasan las vivencias que luego las hace uno escritura/habla.
Hay golpes tan fuertes en la vida, ¡yo no sé!.

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Pregunté: "¿como máquinas deseantes? ¿a eso se refieren con lo de -máquinas que desean-?"; entonces respondió: "yo creo, en mi caso sin la eficiencia propia de las máquinas"

Y de ese diálogo surgió una interesante plática sobre la eficiencia de las máquinas, Yo decía que en realidad pensar en las máquinas como algo sumamente eficiente, incluso más que los humanos, debe ser reciente.

Imagino otros contextos históricos en los que las máquinas eran herramientas, no "cosas" con capacidades. Es decir, en tanto herramientas no tienen cualidades ni aptitudes, sólo posibilidades de uso, léase aplicaciones.
Las máquinas habrían sido simples herramientas que el humano usaría para potencializar ciertas actividades, ciertos usos, ciertos resultados, esto va del plano inclinado a los arneses de tejido de los sericicultores.

Sólo es ahora, en estos años de avances frenéticos y de divinización de la técnica, que asumimos a la máquina como un "ser" (ya no cosa) con cualidades, aptitudes y capacidades que nos superan.

Insisto, la idea de que "la naturaleza" de las máquinas es ser más eficiente que los humanos, es reciente, producto de no-sé-qué fantasmas, demonios e imaginarios coletivos.

¡Alta sea la gloria al Santísimo Sebaldo! Loas a su nombre, bendiciones a su imagen.

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