10.6.09

Luego del preludio, una entrada sosa

Dos inyecciones de 1000 U. de Penicilina, unos 10 Naproxen, varias Ranitidinas, 4 o 5 comprimidos de Amoxicilina con ácido clavulánico, medio frasco de jarabe para la tos y una tableta de propoleo después: Ya puedo hablar, ya no siento cómo se rasga mi garganta en cada ataque te tos y lo mejor, se acabó la opresión del pecho. Sólo queda el dolor habitual en los riñones y las punzadas en el estómago por la probable úlcera gástrica... -nada grave-.
Esta vez sí estuve mal, nunca había sentido esa cosa horrible que es no poder respirar ni por la boca ni por la nariz. Falté al trabajo y seguramente pensaron que todo había sido una farsa, aunque si les parece sospechoso deberían darme IMSS, así yo me arreglo con los doctores.
Como sea, están constuyendo la barda en casa de mi madre y cortaron el orgullo de la familia a lo largo de 12 o 15 años: un cizo entretejido en una malla ciclónica que hacía la función de portón-barda. Era muy muy bonito, con abejas en primavera, mantis y hormigas todo el año; en invierno ralaba un poco, pero seguía siendo linda. Sus ramas más gruesas eran como mi muñeca y siempre estaba verde, alguna vez tenía gusanos grandes y gordos, y eventualmente se infectaba de una plaga que hace mucosidad blanca en la que viven algo así como caracoles diminutos y blancos.
En fin... tantos años y se fue, lo cortaron para hacer la barda pues era imposible trabajar sin quitar la malla; dejaron el grueso tronco, cortado de forma horrenda, brutal, aún así esperan que retoñe alguna vez, yo sinceramente lo dudo.
Que descance en paz el buen cizo de la derecha.

P.S: El de la izquierda está vivo aún, pero lo tendrá el mismo destino que el otro, en un par de días.

2 comentarios:

sara dijo...

lástima, sonaba tan importante lo de las flamas... pregunto: ¿por qué replica-ntes? ¿ntes? ¿en serio, gabo?

Lucrecia dijo...

No entiendo el término muñeca:"Sus ramas más gruesas eran como mi muñeca y siempre estaba verde...". De cualquier manera es muy triste. Si no nos matamos la muerte no vendrá pronto, se tardará lo suficiente como para freírnos lentamente, calor y vapor, no aire, vapor. Dice Alberti:
...Ya en el fin de la tierra,
sobre el último filo,
resbalando los ojos,
muerta en mí la esperanza,
ese pórtico verde
busco en las negras simas.
¡Oh boquete de sombras!
¡Hervidero del mundo!
¡Qué confusión de siglos!
¡Atrás, atrás!¡Qué espanto
de tinieblas sin voces!
¡Qué perdida mi alma!
...
¡Paraíso Perdido!
Perdido por buscarte,
yo, sin luz para siempre.