22.9.09

Y así pasaron los días...

Luego, llegó el buen amigo Pales y platicamos un poco. En el transcurso de la plática llegamos al punto donde uno se da cuenta que en realidad no nos tomamos en serio la escritura.

"Llenamos revistas, no las hacemos porque tengamos algo qué decir" fue su frase lapidaria, y tiene razón, al menos para este blog: parace que debe estar ahí, que debe tener un lugar en la red, pero, ¿en realidad algo tengo qué decir? ¿hay algo que debo comunicar con urgencia, con imperiosa necesidad?
Lo he pensado y sí, tengo algo qué comunicar, algo que me hace querer concatenar cada una de las palabras; ese algo no es concreto, ni es hablar de las escructuras dobles de Jakobson o sobre la manera de analizar un relato.

Mi urgencia inicial, cuando empecé el blog era porque quería decirme a mí como otro lo que pensaba, es decir, leerme a través de una interfaz que me despersonaliza, que me saca de mí y me vuelca en un otro que a veces no reconozco y si reconozco es sólo porque tengo una especie de idiolecto que me recuerda a mí, o algo que pretendo ser.

Y así pasaron los días...

1 comentario:

El Bloggero Solitario dijo...

Lo interesante, mi muy estimado Manoplón, es de esas cosas que te das cuenta cuando escribes y lees lo que escribes...

Y mira que te lo digo yo que no me dedico a escribir, ni tengo facultades para hacerlo.

Salu2