Que escribiera sobre las relaciones a distancia, dijeron.
"no tengo idea de qué diría", respondí.
Y es que hay algo cierto, puedo hablar/inventar/mentir sobre muchas cosas, pero de las relaciones a distancia nada, ni un ápice (¿para los anacrónicos?), ni un pelo (para los amantes de gatos), ni un grano de mostaza (para los religiosos). Así que pensé, porque preguntaron: "¿entonces sólo escribes de lo que vives?", a lo que respondí sin chistar: "sí. Así que eso devino en un estruendoso pensamiento: "¿Será que todo lo que se escribe, sea cual sea la manifestación, parte de la experiencia sensible/mental/interior/metafísica/de vida?"
Mi respuesta es que sí. Y que uno escribe, hágalo bien, hágalo mal, desde sí mismo. Cosa nada nueva, claro está, pero que me hace pensar si uno en verdad "inventa" diálogos, personajes, situaciones, formas, o es que sólo las traduce de alguna especie de experiencia; en palabras burdas, si al escribir no se es un simple embudo de vivencias; así tal cual, un lugar por donde pasan las vivencias que luego las hace uno escritura/habla.
Hay golpes tan fuertes en la vida, ¡yo no sé!.
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Pregunté: "¿como máquinas deseantes? ¿a eso se refieren con lo de -máquinas que desean-?"; entonces respondió: "yo creo, en mi caso sin la eficiencia propia de las máquinas"
Y de ese diálogo surgió una interesante plática sobre la eficiencia de las máquinas, Yo decía que en realidad pensar en las máquinas como algo sumamente eficiente, incluso más que los humanos, debe ser reciente.
Imagino otros contextos históricos en los que las máquinas eran herramientas, no "cosas" con capacidades. Es decir, en tanto herramientas no tienen cualidades ni aptitudes, sólo posibilidades de uso, léase aplicaciones.
Las máquinas habrían sido simples herramientas que el humano usaría para potencializar ciertas actividades, ciertos usos, ciertos resultados, esto va del plano inclinado a los arneses de tejido de los sericicultores.
Sólo es ahora, en estos años de avances frenéticos y de divinización de la técnica, que asumimos a la máquina como un "ser" (ya no cosa) con cualidades, aptitudes y capacidades que nos superan.
Insisto, la idea de que "la naturaleza" de las máquinas es ser más eficiente que los humanos, es reciente, producto de no-sé-qué fantasmas, demonios e imaginarios coletivos.
¡Alta sea la gloria al Santísimo Sebaldo! Loas a su nombre, bendiciones a su imagen.
8.12.10
5.12.10
Cubríanme con una mortaja negra en un lecho de tejo. Escanciábanme vino azul, mezclado con amargura
El hombre azul vio su reflejo en el espejo de agua: bebía cansinamente a orillas del lago, bebía, rodeado de arbustos y pequeños ojos que le observaban. No había tiempo ni camino, ni nombres ni espera, sólo el lago en la espesura de un bosque. El hombre arrodillado que veía a su reflejo beber cansinamente a orillas del lago escuchó palabras, rumores sordos y murmullos insomnes. Lloró. El hombre azul sorbió sus lágrimas al mezclarse con el agua. Calló y tuvo miedo:
miedo de la ira de un dios inclemente,
vino azul mezclado con amargura,
cada noche, cada orilla, cada llanto,
cada ocaso, cada alba, cada instante
miedo de dios mezclado con tristeza,
vino azul mezclado con amargura
Se descalzó, echó lejos su abrigo y se desnudó totalmente:
"perdemos el sentido cuando los senderos se bifurcan, cuando el caliz se derrama en las sombras"
dijo mientras sus pies tocaban el agua y los lirios cedían ante su andar. El hombre azul se adentró en las plácidas aguas, sumergió un cuerpo que no era joven y tampoco viejo.
El hombre habló, con la boca anegada de musgo, el hombre aulló y de su boca sólo manaba tristeza:
“permite que las aguas laven mis ojos, deja que la noche desgarre mi garganta”
25.11.10
San Sebaldo en los suburbios
Cambio de casa, cambio de empleo, cambio de talla y cambio de hábitos.
Ha sido una época compleja (como si nunca lo fuera) y a pesar de haber tenido un cumpleaños muy ajetreado, logamos hacer la mudanza y la fiesta sin muebles en la vieja casa.
También logré seguir en el nuevo trabajo y parece que eso tiene un buen rumbo.
Aún me estoy reacomodando, no sé qué será del siguiente año, y menos qué será de mí.
Sólo sé que me siento contento y que me da gusto seguir acá, en el blog y, sobre todo, en la vida.
¡Que la gloria del Santísimo Señor Sebaldo nos dignifique con su gracia!
He dicho.
Ha sido una época compleja (como si nunca lo fuera) y a pesar de haber tenido un cumpleaños muy ajetreado, logamos hacer la mudanza y la fiesta sin muebles en la vieja casa.
También logré seguir en el nuevo trabajo y parece que eso tiene un buen rumbo.
Aún me estoy reacomodando, no sé qué será del siguiente año, y menos qué será de mí.
Sólo sé que me siento contento y que me da gusto seguir acá, en el blog y, sobre todo, en la vida.
¡Que la gloria del Santísimo Señor Sebaldo nos dignifique con su gracia!
He dicho.
17.9.10
A más de tres días
Llevas más de tres días sin aparecer por aquí y cada vez me parece más terrible.
Una sonrisa, una palabra, un abrazo... extraño todo de ti, hasta cuando te odio y me odias.
Espero que vuelvas algún día, el martes, el lunes, el siguiente mes, la siguiente semana, el otro año.
La casa sin ti está algo hueca, los gatos sin ti no son tan felices... ni los caracoles quieren comer y parece que las plantas dejan de absorver el agua.
La comida está sosa y las fiestas se llenan de niebla; las caminatas saben a óxido y los anocheceres... los anocheceres no encierran dulzura, todo es vanidad, como decía el Eclesiastés.
No quiero irme a dormir pensando que volverás, aunque en cierto sentido, está bien.
No nos habiamos separado así nunca. Y ahora que no estás, te extraño
Regresarás, lo sé. Y cuando vuelvas, ¿te extrañaré?
Una sonrisa, una palabra, un abrazo... extraño todo de ti, hasta cuando te odio y me odias.
Espero que vuelvas algún día, el martes, el lunes, el siguiente mes, la siguiente semana, el otro año.
La casa sin ti está algo hueca, los gatos sin ti no son tan felices... ni los caracoles quieren comer y parece que las plantas dejan de absorver el agua.
La comida está sosa y las fiestas se llenan de niebla; las caminatas saben a óxido y los anocheceres... los anocheceres no encierran dulzura, todo es vanidad, como decía el Eclesiastés.
No quiero irme a dormir pensando que volverás, aunque en cierto sentido, está bien.
No nos habiamos separado así nunca. Y ahora que no estás, te extraño
Regresarás, lo sé. Y cuando vuelvas, ¿te extrañaré?
26.7.10
Itinerario de lectura
Este es mi itinerario de lectura sugerida de las obras de Sebald (excluyendo Patria pútria, Campo Santo y Sin decir)
Los emigrados
Austerlitz
Sobre la historia natural de la destrucción
Los anillos de saturno
Vértigo
Del natural
Si una noche...
Si una noche de invierno un viajero decide tomar el numinoso camino que dicta Sebald y, anegado por las miasmas de su inmisericorde alma, se apea del brioso corcel para luego pisar el anegado fango, sepa que no faltarán esbirros que le busquen e instiguen a dejar el camino. Sepa aquel viajero que el sendero se cubre con espinas dolientes, pero en cada gota de sangre derramada al pasar entre espinos, encontrará una joya engastada en ámbar que, cual mágica runa, le librará de su ominosa errancia.
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