12.6.09

Ensayo de una entrada

Amiga A: Gabo, estoy aburridísima
Yo: ¿aburridísima? Yo estoy frustradísimo y no me mato por ello
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Hoy tuve un muy intenso sentimiento de frustración, el mismo que me ha estado rondando desde hace mucho. ¿Luego qué pasó? me conecté al mensajero instantáneo-web y simplemente no me llegaban los mensajes ni podía enviar yo. Con el messenger instalado en la máquina, lo mismo, me decía que no estaba disponible la lista de contactos por lo que me molesté más y para apaciguarme empecé a leer "Anatomía el disperso" y "Contra el ensayista sin estilo", ambos ensayos de Vivian Abenshushan.
Debo decir que le debo la tarde, y seguramente la semana, el mes y quizá hasta el año. En lo que decía, en cómo lo decía, me perdí. Quiero decir que me fundí con el texto, me hice uno con las palabras y fluí de una agradable manera. Eso quisiera hacer, ensayos literarios, sin ser aburridamente solemnes ni estúpidamente superficiales, un punto medio, un texto delicioso, digerible, un bocadillo para después de pensar o para antes de hacerlo.

Gracias, Vivian, me salvaste la vida.

11.6.09

¡Al estilo extraterrestre!

Hace semanas recordé la película El ataque de los tomates asesinos, cuando la pasaban por Canal Fox, anunciada por esa voz masculina tiplosa y enérgica a la vez.
También anunciaban El planeta de los simios, Zardoz, N.A.S.H., alguna de Kurosawa, y muchas más que ahora no recuerdo. Eran buenos días, con un MTV que no transmitía sólo basura-reality-show y Ruth Infarinato en Nación Alternativa. Había series en canal 5 y no telenovelas de RBD, y todavía salía la macabra voz diciendo: "Canal 5 al servicio de la comunidad. Solicitamos su ayuda para localizar a [...] padece de sus facultades mentales".

¿En dónde quedaron las películas con presupuesto bajo, actores espantosos pero mucha actitud y sin recurrir al chiste fácil, como "La mancha voraz", "Ben. La Rata asesina" y cosas por el estilo? ya sólo nos quedan bodrios con muchos efectos especiales, diálogos sosos, actores guapitos y poco contenido; no es que las de antes tuvieran mucho contenido, es sólo que eran más naturales, más reales, no sé, más auténticas...
¡Puaf! no es cierto, lo que pasa es que soy un viejo, nada más que eso. Soy un viejo que suspira por los tiempos que se fueron y, claro, no volverán.
Qué triste. No es que fueran mejores, es que las vi hace años, en mejores años y ahora sólo me queda el regusto de esperanza cuando las recuerdo.

En fin, se fue la bella época, no más películas al estilo extraterrestre, no más películas B.
El cine se va a la mierda y yo aquí, arrugándome y engordando.



P.S: Yo también me voy a la mierda.

10.6.09

Luego del preludio, una entrada sosa

Dos inyecciones de 1000 U. de Penicilina, unos 10 Naproxen, varias Ranitidinas, 4 o 5 comprimidos de Amoxicilina con ácido clavulánico, medio frasco de jarabe para la tos y una tableta de propoleo después: Ya puedo hablar, ya no siento cómo se rasga mi garganta en cada ataque te tos y lo mejor, se acabó la opresión del pecho. Sólo queda el dolor habitual en los riñones y las punzadas en el estómago por la probable úlcera gástrica... -nada grave-.
Esta vez sí estuve mal, nunca había sentido esa cosa horrible que es no poder respirar ni por la boca ni por la nariz. Falté al trabajo y seguramente pensaron que todo había sido una farsa, aunque si les parece sospechoso deberían darme IMSS, así yo me arreglo con los doctores.
Como sea, están constuyendo la barda en casa de mi madre y cortaron el orgullo de la familia a lo largo de 12 o 15 años: un cizo entretejido en una malla ciclónica que hacía la función de portón-barda. Era muy muy bonito, con abejas en primavera, mantis y hormigas todo el año; en invierno ralaba un poco, pero seguía siendo linda. Sus ramas más gruesas eran como mi muñeca y siempre estaba verde, alguna vez tenía gusanos grandes y gordos, y eventualmente se infectaba de una plaga que hace mucosidad blanca en la que viven algo así como caracoles diminutos y blancos.
En fin... tantos años y se fue, lo cortaron para hacer la barda pues era imposible trabajar sin quitar la malla; dejaron el grueso tronco, cortado de forma horrenda, brutal, aún así esperan que retoñe alguna vez, yo sinceramente lo dudo.
Que descance en paz el buen cizo de la derecha.

P.S: El de la izquierda está vivo aún, pero lo tendrá el mismo destino que el otro, en un par de días.

8.6.09

Preludio en el que nada se lee

...claro, todos sabemos que hay niveles, pero aún así, siempre es divertido fantasear. ¿Por qué? porque el sábado dormí poco, la Mar me despertó muy temprano, nos bañamos/vestimos/arreglamos y luego, a tomar el bus hacia el df que se va por la libre.
No pasaba, pero pasó un taxi-colectivo de Huitzilac y nos fuimos hasta la terminal (si a ese local horrible se le puede llamar terminal) de los Pullman en Tres Marías. Hacía un frío demencial, esperamos un poco, compramos un champurrado poco caliente, y llegó el autobús. Subinos, nos acomodamos y luego, lo que pasa cada vez más seguido: un sujeto moneando sin la menor seña de pudor. Así que me puse en onda, Mar se durmió y yo leí un poco de tarea.
1 hora después llegábamos a la joya, bajamos, compré un tamal en torta, subimos al cerdobús, la Mar se sentó y yo paradito en la sección "exclusiva de mujeres"; la mayoría me veía con bastante molestia, además traía dos botellas de 1.5 lts de agua y dos raquetas en la mochila, así que era bastante estorbosa. En CU, un poco antes de bajar, me moví, una chica dijo algo con molestia y para hacerle honor a mi posición de patán en la sección, la vi fijamente y luego dije: "¿vas a bajar?", contestó que no y se movió dejándome pasar. "Así es como se debe hacer esto", pensé. Luego las clases, y clases, y clases y cosas así. Otro día en la escuela que terminó conmigo caminando hacia los frontones abiertos, raqueta en la espalda, tres litros de agua y mi brazo derecho tenso listo para la acción... aquí es cuando inicia la historia que quería contar, no todo el preludio anterior.
Pero como tengo gripe, o tos, o influenza o de plano ya me dio el brote, la escribiré luego.

5.6.09

Novela por entregas No. 1

Uta... después de mucho tiempo sin escribirle al blog, hoy había un comentario que decía "ya ponte a escribir". Han pasado tantas cosas, tantas otras no han pasado (como en mi vida: -aquí no pasa ná) y muchas más van a pasar, o al menos eso parece.

En el principio fue la influenza.

Yo era feliz, muy muy feliz. Por fin, luego de ser un enfermizo y chaquetero lector de ciencia ficción, iba a poder vivir eso que todo friki del ciberpunk quiere experimentar: la destrucción de la humanidad por un virus. En el segundo día de la vorágine epidémica, luego del jueves en que salió Calderón a dar su memorable aviso del "virus desconocido, incurable y mortal", empecé a ver cómo subían las cifras de muertos dadas por la Secretaría de Salud, fui testigo de las medidas restrictivas de contacto físico y la exhortación del uso del cubrebocas, los cambios en el nivel de alerta de la OMS, los brotes del virus en países incluso lejanos... todo parecía indicar que veríamos hospitales llenos de enfermos, camiones de redilas repletos de cadáveres y pilas de muertos calcinándose en tiraderos a cielo abierto.
Me obsesioné con las noticias, despertaba, sacaba de la inactividad la computadora (que había estado prendida toda la noche), revisaba el website de El universal, el de la OMS, el Diario de Morelos y lo que iba saliendo por ahí. De la teoría del shock al ataque bacteriológico de terroristas musulmanes. Así cada mañana y cada noche, a veces también en la tarde cuando no había mucho trabajo.

Después fue el paro de actividades.

Mi primo y yo planeábamos una expedición a D.F. para tomar fotos y ver lo que pasaba, fantaseábamos con encontrar un cerco de sacos llenos de arena, alambre de púas y militares con máscaras antigás en las entradas del D.F., imaginábamos camiones sanitarios recorriendo las calles para recoger a los enfermos que caminaban como perdidos por las calles repletas de basura y cubrebocas manchados de sandre y moco.
Pensábamos en el fin del mundo, en este mundo en el que vivimos y que muchas veces le perdimos el sentido; ser testigo de su fin confería sentido a la existencia, nos ponía al límite, nos colocaba en una situación en la que lucharíamos por subsistir o moriríamos enfermos como los demás, nos arrojaba a la posibilidad de la violencia más animal, más radical que surge en momentos de excepción. Nos hacía sentirnos vivos, a mí, a Mar, a Iván, mi primo.

Y luego, todo acabó.

Se fue como la fantasía que era, todo regresó a la normalidad y nuestro sueño se escapó, nuestra nueva vida se exterminó entre el gel desinfectante y los cubrebocas sin usar.
No hubo más violencia vital ni planes de huída, no hubo más bienestar en la desgracia, no hubo más sorpresas ni más espontaneidad.

Patético y triste. Fuimos un trío de melancólicos misántropos que veían la redención de su caída en el fin de la humanidad, y al final de todo, no hubo menos humanidad ni más destrucción, nada cambió. "Todo permanecerá igual/ las sonrisas gastadas/ el interés interesado/ todo permanecerá igual" nos dijo Alejandra Pizarnik.
Qué razón tuvo.